sábado, 22 de agosto de 2009

Realidad presente



La realidad cotidiana, la inmensa cantidad de sensaciones que tengo a lo largo del día, el orgullo  de lo logrado, como la insatisfacción de lo frustrado, los dolores del alma, como alguna alegría también, las necesidades de quienes me reclaman y mi propia y añeja relación con el trabajo y la vida, más allá de todos los golpes, de imborrables catástrofes, todo ello amerita esta decisión en esta tarde gris..., como dice el tango... de sábado.
A veces hay gente que me hace pensar más profundamente sobre mí misma, que me devuelve a la vida y a la realidad que aunque me resista es omnipresente, la realidad actual, las obligaciones de este tiempo, como las necesidades de esta etapa y los placeres que en este presente,  necesito y debo tener.
Mi trabajo, mi profesión, es una de ellas, es mi realidad y a pesar de todo, con ella debo continuar, con sus vaivenes, con sus negatividades, pero es lo que elegí y debo seguir, aportando mi granito de arena para mejorarla, de lo contrario siento que sería mejor abandonarla y eso no voy a hacerlo, mucho costó llegar a ella, muchos años, días, horas de esfuerzo denodado y sacrificios de bienpasar fueron necesarios para llegar hasta aquí.
Mi familia, pequeña, rota, desmembrada pero familia al fin, de ella debo seguir preocupándome, estar atenta y apoyarme en sus brazos, me necesitan y las necesito, juntas podremos continuar este camino que nos tocó y será menos sinuoso.
Mis pertenencias, mis pequeñas cosas, las que me dan la posibilidad de concretar mis necesidades desde las mínimas hasta las mayores, a ellas tampoco las puedo abandonar, las extrañaré si las pierdo, me apegué a ellas, también las necesito, debo cuidarlas, protegerlas.
Y por último mi propio yo, las necesidades y cuidados de mi cuerpo y de mi alma, esas que hacen que podamos vivir más cerca de todo y de todos, esas que hicieron de nosotros un ser social, porque lo fuimos desde que nacimos, porque lo fueron nuestros padres y porque vinieron con nuestros ancestros....la socialización, pero no la mera sociabilidad laboral o circunstancial...no..., la otra, la que nos separa y aleja de la soledad continua, la que nos acerca al otro, la que nos introduce en el mundo y nos hace formar parte de él, protagonizarlo, vivenciarlo en su multiplicidad y en su totalidad y de esa manera comprenderlo mejor aún.
Es esta forma de vida, ésta manera de sentir, esta viabilidad la que no debo perder, la que no tengo que permitir que se me escape de las manos como arena seca, porque soy una mujer, porque soy un ser humano, porque todavía tengo mi mente lúcida y mis manos sanas ... y fundamentalmente...porque aún...estoy viva...


Melan

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