lunes, 3 de octubre de 2011

Sentires de ausencia de una hija que partió un 3 de octubre de 1994 para no volver jamás







La primavera está en su esplendor por estos sures, el aire tibio se filtra por las ventanas y el sol ya nos entibia el alma. Árboles muy verdes y jardines muy floridos he visto hoy camino del Parque Jardín donde tengo enterrada a mi hijita Noelia hacen hoy diecisiete años. Recuerdo que aquel día fue como hoy, soleado y primaveral, ella que era tan linda y pura dulzura y ternura se fue en la estación más linda, pura y tierna del año.
 Hoy a pesar de la primavera, mi corazón no puede sentir más que tristeza, mi primera hija, la que me dio el mejor título que tuve y tengo en la vida, el de mamá, no está conmigo hace ya demasiado tiempo para lo que una madre puede soportar sin enfermarse por lo menos.
 Hoy tengo dolorida el alma y ajado el corazón, secos los ojos y el cuerpo abatido de tanto llanto. El resto del año creo con seguridad que ya se la entregué a Dios, este día, vuelvo sobre mis pasos y me niego, no Dios, no puedo entregártela totalmente, no quieras que la olvide, o que la guarde en el arcón de los recuerdos, mi Noelia está viva en mí y lo estará siempre que yo no solamente la tenga presente sino la haga conocer a los demás, para que todos la recuerden, para que todos sepan que ella existió en este mundo y que se llamó Noelia Sabrina y que fue una hermosa y dulce jovencita, buena alumna, buena amiga, buena hija, que a los dieciseis años contrajo esa terrible enfermedad, maldita mil veces leucemia, que me la llevó en cuarenta y dos días. Siempre comparo su partida como arena seca que se levanta con la mano, no puede sostenerse se filtra entre los dedos y cae, se va, no se puede retener, eso siento que pasó con mi Noelia, quise retenerla de todos los modos posibles, con la medicina, cumpliendo todo lo que ordenaban los médicos, con intensas oraciones, con pedidos especiales a Dios, como pactar un cambio y que la enfermedad me pasara a mí y ella se curara, pero no, nada, nada fue posible. Se fue, así nomás, de un día para otro se me fue para siempre un 3 de octubre de 1994 y a partir de ese día yo sentí que nunca ya jamás volvería a ser realmente feliz... y así fue... Hoy estoy triste y no quiero seguir, me duele el pecho, me voy a acostar, espero que Noelia venga a verme en un sueño.


Melan.