martes, 26 de julio de 2011

Esto se llama hacer blogterapia



Cuando creé este blog lo hice con toda la intención de volcar aquí todo lo que iba sintiendo durante el paso de mis días, sea lo que fuere, alegrías, tristezas, euforia o depresión. Todos los sentires posibles del alma humana.
 Sucedió que luego de un tiempo he creado otros blogs con fines determinados que de una u otra manera me han hecho volcar en ellos estos sentimientos y tal es el motivo por el cual esta querida amalgama ha estado un poco despoblada y veo que por lo tanto poco visitada en los últimos tiempos.
 Mis sentires... como siempre, tal cual el nombre del blog, en amalgama, unidos, aprisionados, todos juntos. Es increíble como puedo yo guardar dentro de mi alma tanto la alegría y el placer como el aburrimiento, la tristeza y la monotonía. Gracias a Dios nunca se me presentan el odio ni la necesidad de violencia, que en realidad no es un sentir sino un hecho, uno de los peores que ha ejecutado el ser humano a lo largo de la historia de la humanidad.
 Últimamente además estoy bastante ocupada con el sentimiento amoroso, siiiiiii, por fin tenía que darse y de alguna manera se da. No la mejor, no la que yo más quisiera o necesito, pero se da en cierto modo y eso me pone bien. Se trata de alguien a quien siempre quise mucho y está lejos. Ese es el mayor inconveniente, pero bueno, por ahora nos hablamos por teléfono y nos enviamos mails o mensajes de texto, los cuales me tienen continuamente atenta a si llega alguno.
 A veces me parece que esto resulta un poco adolescente y me digo a mí misma, no Melan, no debés seguir, no tiene ningún sentido. Pero cuando quiero alejarme, no sólo me retiene con alguna llamada dulce o algún mail tierno, sino que hasta me invita a ir a verlo allá lejos donde vive. Justamente ahora que yo estoy tan ermitaña!! A él le es bastante difícil venir a Buenos Aires, tiene un trabajo de mucha responsabilidad y su dia y prácticamente su vida están dedicadas a ese trabajo.
 A pesar de todo, yo sigo, porque siento que me está haciendo bien y de alguna manera no me siento tan sola. Mi hija está todo el día fuera de casa, así es que mi día a veces si él no me llama me resulta realmente triste.
 Bien, este es mi sentir más importante en la actualidad y además la esperanza de que ya pronto se termine el invierno y el frío deje de asustarme y me decida a salir sin peligro de enfermarme, de lo cual me cuido sobremanera porque siempre termino internada en terapia.
 Gracias a Dios y a los cuidados que tengo ya llevo con el presente, tres años sin internaciones y esto es todo un logro para mí.
 De este modo voy pasando mi vida y como siempre aferrada a mis blogs que son mis mejores amigos actualmente, en ellos vuelco todo lo que siento y lo que me pasa y lo que quiero que la gente sepa, en fin, todo lo que me gusta. Algunos tienen mucha gente que los mira, otros no tanto y otros ninguna, pero eso a mí no me importa porque mientras yo lo haya podido crear y hacer todo el trabajo de diseño y cuando ya está listo para la primera entrada siento una inmensa sensación de placer, es exactamente el placer de hacer lo que a uno le gusta, no demasiadas veces lo he sentido a lo largo de mi historia personal, salvo la enorme excepción de ser mamá y estar junto a mis hijas, cuidarlas, vestirlas como a muñequitas y sacarlas a pasear en estos días de vacaciones de invierno, fue lo más hermoso y placentero que hice en mi vida.
 Recuerdo mucho estos días porque yo los preparaba con mucha anticipación. Revisaba la cartelera de los diarios (en los tiempos en que inclusive los espectáculos para niños todavía eran escasos, era la época de mi Noé)  y elegía uno, pero siempre trataba de que fuera uno no tan promocionado, no de esos que eran una burda copia del programa de la tele o del dibujo de moda como los pitufos en un tiempo. No, recuerdo bien que buscaba buenos directores de teatro, buenos actores y buenos temas, generalmente didácticos dentro del juego. La verdad no sólo las nenas, también yo la pasaba muy bien, en mi infancia no viví esas cosas.
 Por eso cuando recuerdo a mi Noé, la hija que partió muy pronto de este mundo, en plena adolescencia, pienso que a pesar del dolor de su ausencia me queda algo de paz, el saber que le dí en su infancia y todo el tiempo que estuvo sanita (gracias a Dios fue toda su vida porque la leucemia se la llevó sólo en 42 días, fue en el 94 y tenía 16. Yo ahora tendría nietitos seguramente...) todo lo mejor que tuve de mí, mucha charla, consejos, enseñanzas, conversaciones, mimos, diversiones, y todo lo material que necesitara porque gastaba mi sueldo de aquellos tiempos en mis hijas y sobre todo les dí a ambas y les sigo dando mi enorme, inconmensurable amor de mamá, que me hace pensar que es para lo que yo nací en la vida, porque es lo que más me gusta ser, mamá, no me gusta ser abogada, no me gusta ser esposa, pero me encanta ser mamá y seguramente me encantaría ser abuela, aunque eso es un poco menos posible, mi hija menor no quiere tener hijos hasta muy avanzados sus treinta años y yo no estoy bien de salud. No creo que pueda disfrutar como me hubiera gustado de mis nietos.
 Pero no me quejo, Dios me mandó dos hijas hermosas, inteligentes, estudiosas, buenas personas y que me amaron y me aman, se llevó a una muy pronto, pero me dejó a la otra que llena mi vida, además siento que no falta mucho para el reencuentro con Noé, mi corazón cada día está más maltrecho. No lo sé, en agosto vuelvo a ver mi médico de Favaloro y veré si me decido por la cirugía o espero en  paz el momento de la partida. Lo único que me hace pensar en no hacer esto último es cuando pienso en mi Marina, mi nena menor, bueno, mi nena ya tiene casi veintiseis, pero no quiero dejarla solita. Por eso le pido todos los días a Dios que encuentre un hombre que la ame profundamente y con toda la bondad del mundo, para que cuando llegue mi momento de reencontrarme con mi Noé yo pueda irme en paz. Ojalá me escuche. Por ahora, debo seguir.

viernes, 15 de julio de 2011

Facundo Cabral, una vida totalmente libre y en paz


Hace un rato estuve mirando por tv un programa dedicado al querido y hace apenas unos dias perdido cantante y autor Facundo Cabral.

Se trataba de una entrevista que se le hizo no hace mucho tiempo aquí en su país, la Argentina.

Como siempre lo hizo en sus presentaciones, sus palabras no tuvieron desperdicio, aunque aquí contó un poco su historia personal, su historia de vida. Estuvo presente la alusión al padre abandónico como la madre a la que siempre recordó.

Me llamaron más que nada la atención tres situaciones de su vida que contó al periodista. Una de ellas que no había aprendido a leer sino hasta los catorce años en que decidió enseñarle un librero ya que él insistía en que le leyera en su librería volúmenes completos de los escritores más encumbrados, Faukauld, Sartre, Borges, Lao Tse Tung, Nietzche, Krishna Murta, y tantos otros. Fue un total autodidacta y eso es algo muy valioso para quien sabe hacerlo y utilizar lo que ha aprendido en la vida de manera absolutamente independiente, transmitiéndolo a los demás a través del canto, en este caso, un trovador.

La segunda situación que me llamó mucho la atención es que confesara que no dependía de nadie ni nadie lo hacía de él. No tenía casa propia, ni tampoco auto, vivía en hoteles de una extremo a otro del mundo, no tenía pareja ni hijos, cuando quería una mujer, la tomaba y allí terminaba todo. O sea, el desapego en su máxima expresión, la libertad total, Facundo Cabral parece que la había logrado.

Y por último me quedó una frase que dijo casi al final, la felicidad es algo inexistente, lo que el hombre debe buscar es la paz, la paz es lo único que hace feliz al hombre, dijo, o algo similar.

Cuando lo escuché no pude menos que pensar que no estoy tan equivocada en esta búsqueda lenta pero sin detenimientos que hago yo de la paz, quizás cuando la encuentre totalmente, descubra que al fin...soy feliz.



Quiero agregar como último párrafo que un hombre como él que emanaba esa paz que había logrado y que la distribuía al mundo con sus canciones y sus palabras, no merecía de ninguna manera la muerte que tuvo, ya que fundamentalmente era un pacifista, y que es de esperar que las autoridades de Guatemala, donde sucedió el hecho que le hizo perder la vida, tomen debida nota y actúen en consecuencia, por supuesto con la ley y la justicia en las manos.
 
Melan