martes, 18 de agosto de 2009

Anhelo de libertad


La libertad, un valor, un sentimiento, una sensación, un sentir... tan anhelado y tan esquivo. ¿Por qué será tan difícil sentirse totalmente libre? ¿cuál será el lugar, el momento, o el tiempo para sentirse absolutamente libre? La libertad tan buscada a niveles políticos, sociales, tan manoseada en algunos lugares y períodos de la historia de la humanidad... pero en realidad, aquí me estoy refiriendo a la pequeña, la mínima, la personal, individual libertad. Esa de poder decir soy dueña de mi vida, de mi cuerpo, de mi alma, de mi todo; y si no soy dueña, por lo menos soy la depositaria de por vida y puedo usarla indiscriminadamente y lo que sería exactamente mucho mejor: sin pedir permiso a nadie ni a nada para hacer lisa y llanamente tan sólo lo que quiero.

A veces me encuentro cerca de alcanzarla, a veces la tengo ahí, muy cerquita y de pronto... algo me hace recordar que no, que no soy libre totalmente como yo lo anhelo, es más, que en realidad lo que vivo es un libertad inventada, una pseudo libertad que yo me armé, tratando de convencerme que puedo hacer y decir lo que quiero a toda hora y oportunidad y que sólo yo decido todo eso.

Pero la realidad es despiadada y la mayoría de las veces me recuerda, de una manera abrupta o de una forma sutil...que no soy libre...que como todo el mundo soy una prisionera más de una sociedad que ha creado sus límites, sus fronteras, sus estructuras, en las cuales debo insertarme...que aunque no la haya buscado, ni querido, ni provocado yo también debo vivir en una casi permanente opresión, de lo contrario, corro el riesgo de ser arrojada al exilio, a la prisión más oscura, al negro laberinto ... del no poder ser.


Melan

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