viernes, 21 de agosto de 2009

22 de agosto


Y al fin llegó el día, el del mayor dolor, o dicho apropiadamente el día que comenzaba el dolor que duraría cuarenta y dos días tan solo, para convertirse en octubre en el peor de mi vida, en el que quedé mutilada, en el que mi corazón de partió en dos y nunca, nunca más volvió a cerrarse esa herida inmensa.
Llegó como todos los años, desde hace quince, en el medio de este invierno que casi se quiere transformar en primavera, pero que aquel año se hizo primavera en pleno tan sólo afuera de las ventanillas del Garrahan, adentro seguía siendo invierno y un día llegó la noche y no se fue nunca, porque ese día partió, si partió para siempre, y está en mi corazón y le prometí que volveríamos a vernos...que se fuera en paz, que Jesús estaba a su lado, pero no sé cuánto falta y mi dolor es muy grande, tanto como mi amor a ella, a mi nena, a mi primera hija, a ella que solo tenía dieciseis años...
No quería contar esto en este blog, había decidido no hacerlo, pero este sitio es una amalgama de sentires míos y hoy más que nunca mi sentir está a flor de piel y de aquí no voy a reprimirme nada de lo que necesite decir sobre este hecho que marcó mi vida y la dividió en un antes y un después de la partida de Noé.
Hoy sólo comenzaba el vía crucis, hoy apenas conocí sin tomarla todavía el peso de la cruz, la cargué hasta la sepultura de mi hija y allí creí desfallecer, pero no, siempre pienso lo mismo...por qué los seres humanos somos tan fuertes? A veces no queremos serlo, a veces sería mejor no poder soportar tanto, pero este envoltorio de huesos y músculos y piel, aguanta mucho más de lo que nosotros quisiéramos a veces. Por eso cuando me dicen, ayy... no yo no hubiera aguantado...yo me hubiese muerto...los miro sin rencor y sólo pienso...ni vos sabés hasta dónde llega la capacidad de supervivencia del ser humano. Estamos hechos para vivir, no hay duda...salvo cuando Dios nos envía a algunas pocas un ángel...entonces ese ser, se irá pronto, como la mía y como tantos otros niños y jóvenes que ya partieron y pueblan el hogar celestial.
Desde hoy comienza la peor etapa de mi año, siempre fue así desde el '94, siempre trato de que no lo sea, casi nunca lo logré. Este año tengo este blog, este año quizás pueda desahogarme de una manera que no sea llorando sin cesar, este año a lo mejor... sea el último...


Melan

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