sábado, 10 de octubre de 2009

OCASO


Se está acabando el día, la tarde concluye, es la etapa del crepúsuculo, sopla el viento y se ha puesto un poco fresco a pesar de la ya instalada primavera. Desde mi ventana observo como va apareciendo la nocturnidad, como el cielo celeste va dejando de serlo y cómo la noche va llegando ya. No quiero perder este momento y lo escribo en donde primero encuentro. Es que necesito expresar este sentir doliente de un día más que se va.

Generalmente cierro mi persiana antes de esta hora, para que no se vea desde afuera hacia adentro, hoy, no sé por qué motivo, quiero seguir mirando mi árbol ya frondoso y el pedazo del cielo más allá.
Es que deseo no perder este momento natural, este instante que no se repetirá, o sí, pero quizás no sea igual, hoy es sábado, setiembre en el sur y el día se va. Pronto llegará la amiga noche, la compañera de la soledad, pero ahora es el ocaso y anochece ya...
Se terminó el día, uno más en esta escalera infinita hacia la eternidad...

Melan

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