domingo, 28 de noviembre de 2010

Divague dominguero


Cómo me cuesta desandar las horas del domingo, es como si caminara llevando dos o tres mochilas cargadas de piedras en la espalda. Me cuesta todo, por ejemplo en este momento pasó una pareja por mi vereda y sólo alcancé a escuchar que ella decía "voy a ir, voy a ir porque..." y la voz se fue junto con toda su humanidad que continuó tranquila su caminata dominguera. Entonces yo me pregunto ¿por qué yo no puedo ir a ninguna parte? Y no es porque no me inviten, no, no es así. Es que he desarrollado una mala costumbre o quizás es ya una patología, no salir, quedarme siempre en casa, recorriendo todos los rincones de ella y sobre todo este lugar donde tengo la computadora y mi cama, que es después de esto mi mayor fascinación, acostarme y arrebujarme, ahora que ya hace calor, entre mis sábanas perfumadas y entonces allí en la oscuridad de mi cuarto, de día o de noche, dejar que mi mente vuele sola hacia donde quiera. Generalmente tiende a ir a buscar a mi hija, la mayor, mi Noelia amada, la hija ángel que tengo hace dieciseis años Allá y que estuvo nada más que el mismo tiempo acá. Era una adolescente hermosa, dulce y buena y hoy sería una mujer de treinta y dos años, dulce, buena y seguramente mamá, y aunque a mi Marina, mi hija menor de veinticuatro años que vive conmigo no le gusta que piense lo que "hubiera sido", porque dice que eso no lo puede saber nadie y encima me hace mal; bueno, yo igual pienso y estoy segura que ya me habría dado por lo menos dos hermosos nietitos que alegrarían no sólo mis domingos... sino mi vida entera!!
 Otras veces mi pensamiento se va hacia sus momentos de dolor cuando estuvo internada en el Garrahan o todo el velatorio y sepelio y entonces allí hago un ejercicio rápido mental y me digo en voz alta, "no, no, no, tengo que pensar en algo lindo, tengo que pensar en algo agradable ya!" Y con dos veces que diga esa frase ya logro desviar mi mente hacia otro lado y donde caigo? Generalmente en Juan Carlos, Juanqui para mí, el hombre que amé toda mi vida, pero con quien nunca convivimos ni mucho menos, fue un amor adolescente que se continuó en el tiempo con cartas y llamados teléfonicos como amigos y que se reaunudó después de separada para volver a vernos, pero por distintas razones no fue posible y todo se terminó. Aprendí algo, lo que no se hizo en su momento, en el tiempo indicado por Dios, el destino o como se llame, no puede traerse desde el pasado y realizarlo en un presente que es totalmente distinto y ajeno a aquello que se vivió.
 Siempre recuerdo en estos casos, una canción folclórica que dice "uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida y entonces comprende cómo están de ausentes las cosas queridas...", y es así también con las personas, uno tiene una visión condicionada por el paso del tiempo, y muchas veces idealizada, de cierta gente cuando pasaron muchos años sin verlo y luego descubre, que todo es diferente, que no se puede reconocer del todo a la persona que uno conoció y que quizás si hiciera el mismo ejercicio de verbo en potencial...si yo me hubiese casado con él ...  quién sabe si hoy sería feliz ... 
 En una palabra el pasado lo conocemos y ya no existe, pero dejó sus huellas en nuestras vidas y yo eso siempre lo recalco porque yo no creo que sólo hay que pensar el presente, porque ¿qué es el presente? ¿es este lustro de mi vida? ¿es este año de mi vida? ¿es este mes de mi vida? ¿es este día de mi vida? ¿es esta hora, este minuto, este segundo? Pero todo ya pasó... el presente no existe, pasa permanentemente, se habla siempe de que el presente es hoy, como si estuviera establecido que el día que estamos viviendo es el presente, pero quién estableció eso? ¿Si en realidad del día de hoy ya pasaron doce horas cuarenta y nueve minutos, entonces... la mañana qué es? ¿Sigue siendo presente? ¿O no será que ya es pasado? Es una disquisición medio filosófica que se me ocurrió en este momento expresar aquí pero que en realidad siempre la tengo en mi mente y yo por eso sostengo que no existe el presente, existen el pasado y el futuro, el futuro es una probabilidad, una quimera, un sueño, pero todavía no es, es casi como el presente, una vez que llegó, se haya realizado o no, se hizo presente y entonces enseguida se fue al pasado, con lo que saco en conclusión, a contrario sensu de lo que dice todo el mundo por estas épocas, que lo único verdaderamente cierto en nuestras vidas es el pasado, que nos construyó, nos formó, nos marcó con heridas imborrables y nos dejó también marcas maravillosas que son imágenes sublimes que tenemos de nuestra vida y que jamás olvidaremos.
 Bien, toda esta perorata venía a cuento de que pienso en Juan Carlos, pero tampoco ya me complace hacerlo porque ya no nos llamamos por teléfono ni nos escribimos mails y porque eso ya terminó y me duele también, salvando las distancias del dolor de mi Noé, por supuesto.
 Es entonces cuando recurro a algo casi mágico, la fantasía, sí, la fantasía de imaginar cosas bellas, hermosas, que me suceden, o hechos imposibles como por ejemplo que revive mi hija, o que en aquel momento cuando me separaron mis padres siendo adolescente, de Juan Carlos para venir a vivir a Buenos Aires nuevamente, no lo hicieron y  todo tomó otro camino y entonces me imagino ese camino y fantaseo con todos los detalles de ese nuevo rumbo que quizás ... hubiera podido ser y no fue ... 
 Otros días imagino otras cosas, como que vuelvo a ser mucho más joven, cuando era muy bonita y viajo por el mundo y encuentro un francés de ojos celestes y cabello oscuro que se enamora de mí y me lleva a recorrer el Sena, leyéndome poesías en francés para enseñármelo, sí soy muy romántica, aunque ya no esté de moda, yo soy una romántica empedernida.
  En fin, la lista de fantasías puede ser infinita según el sueño que tenga, pero por mi imaginación no hay problemas porque es muy fecunda. A menudo he recurrido a ella para calmar mis penas o como lo hago habitualmente para dormir, o bien simplemente como un juego onírico, para mí resulta terapéutico, no sé qué dirá un profesional del tema, supongo que lo malo será terminar creyéndose la fantasía cosa que no me sucede y de esto estoy segura, porque lo que menos me gusta de la vida es justamente la realidad, que la tengo bien presente lamentablemente y la vivo con dolor y obligada a ello.
 En realidad vista desde afuera y racionalmente no es tan mala, salvo que estoy muy sola, pero lo que importa es mi realidad interior y esa la que está en permanente ebullición, la que clama por mi hija, la que partió demasiado pronto, la que aborrece estas festividades que se avecinan porque sólo me hacen darme cuenta de cuánta falta me hacen mis seres más amados que ya no están, mi hija, mi, hermano también fallecido demasiado pronto, a los diecinueve años de edad, de mi padre que también a mi entender se fue muy pronto tenía sesenta y ocho años y era mi héroe, mi ídolo, mi papucho amado y darme cuenta también que tengo una madre enferma de quien me tengo que ocupar porque está muy mal.
 En fin, en mi realidad actual, la única alegría es mi hija Marina y a veces me trae noticias que me quitan un poco, bastante de esa alegría también... pero ya es adulta y decide por sí misma, algún día se dará cuenta del error que está cometiendo, pero será tarde...Yo no puedo hacer nada más de lo que ha hice por ella en ese sentido en su vida, en su educación, en los valores que le inculqué y en las prioridades que le enseñé deben tenerse muy en cuenta en esta existencia que no es fácil... pero se puede... si se quiere...se puede...
 Saliendo de la realidad que como se verá me inquieta termino expresando que también sirve mucho recordar buenos momentos del pasado. Por eso insisto, el pasado es el único tiempo que existe, tiene hasta ese don, dejarnos los recuerdos que si aprendemos a descartar los malos, podemos cerrar los ojos y ser ... nuevamente felices ...

Melan

Otrosí: Es increíble lo bien que me hace la blogterapia (neologismo creado por Melan), ahora ya siento que cargo una sola mochila.

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