viernes, 9 de julio de 2010

A MI PAPÁ EN EL DÍA DE SUS QUINCE AÑOS EN EL CIELO

Hoy fue un día muy especial para mí, hoy hace quince años que se fue físicamente de mi lado mi papá, uno de los seres que más he querido en la vida y para mí el mejor padre del mundo.
Mi padre fue un ser tierno y a la vez fuerte y me consta que me amaba como yo a él. Se sacrificó por sus hijos toda la vida y uno de sus sufrimientos más grandes fue la pérdida de mi hermano cuando contaba únicamente con diecinueve años de edad, víctima de una enfermedad a los riñones. Parecía que no se repondría de ese golpe, sin embargo a los dos años nació mi hija mayor y papá revivió. Noelia era todo para él. Le compraba todo lo que encontraba que podía servirle y gustarle, fue un abuelo también ejemplar y también el abuelo preferido de mi hija que tuvo la dicha de recibir de él todos los mimos de quien volcó en ella toda su renovada esperanza en la vida. Pero dieciseis años después en el mes de octubre del año /94 también mi Noelia partiría, en este caso víctima de leucemia. Este golpe ya fue demasiado para la salud débil de mi amado papá, que pasaron sólo ocho meses y partió él, el 9 de julio de 1995.
Es raro lo que a mí me pasó. Yo sentía por mi papá una adoración especial. Era su niña mimada, no hubo paso del tiempo para eso, aún grande yo seguía siendo su nena y me cuidaba y protegía como si lo fuera.
Hasta que partió mi hija yo siempre había pensado que el día que papá se fuera yo me moriría de tristeza, que no soportaría el dolor de su ausencia.
Sin embargo, no fue así, cuando papá partió ocho meses después de Noelia, yo sentí que el abuelo se iba a cuidar a su nieta, sentí que él me decía "quedate tranquila hija que yo me voy a estar con ella y tu hermano, vos no te preocupes que entre los dos la cuidaremos". Como si fuese necesario cuidarla en el Cielo, pero ese era mi sentimiento de mamá, que mi papá se iba a cuidar a su nieta. Y el sentir de ese día fue mucho menos traumático de lo que yo había creído que sucedería antes.
Es cierto, se me había ido mi hija y nada nunca podrá superar eso, pero mi padre era especial.
Por eso hoy quiero dedicarle este recuerdo y decirle desde acá que lo sigo amando como lo amé toda mi vida, que sigue siendo mi "papucho querido" y que sólo espero que esté disfrutando de la paz del Cielo junto a Pachi, mi hermano y Noé mi hija y preparándome el lugar para cuando me toque partir. Te amo papito. Felices quince años celestiales.

Melan.

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