miércoles, 4 de agosto de 2010

Y SUCUMBÍ NOMÁS AL CARALIBRO, PERO A MI MANERA

Y sí, yo de las personas que reconocen sus errores o como en este caso no niegan lo que han dicho antes y hablan como si siempre hubieran sido coherentes con su pensamiento. En este punto reconozco no lo soy. Sucumbí al Caralibro (o Facebook para los de habla inglesa).
 En primera instancia ingresé como ya lo conté en otra entrada de este blog, porque encontré una homónima, con la cual al fin tuvimos sólo un intercambio de mails para ver si éramos parientes o no y allí quedó todo, parece que a ninguna de las dos nos molestó demasiado al final que haya otra persona dando vueltas por el mundo con nuestro mismo nombre. Quedó como amiga pero sin contactarnos, no por nada especial, se da tácitamente.
 Aunque sinceramente tampoco me contacto a diario ni siquiera en la semana casi, con ninguno de los 22 amigos que supuestamente tengo, de los cuales por lo menos diez son organizaciones políticas y sociales, con lo cual el intercambio de opiniones no existe. Sí me gusta dejar mis comentarios alli y he notado con cierto agrado que muchas veces me los han elogiado. Eso gusta, eso hace bien.
 A ver, he llegado a la conclusión que facebook para mí no es una red social, y no lo es no porque no cumpla esa función con el planeta en general, sino porque no la cumple conmigo y eso es porque yo sigo con mi placer de estar sola con mis libros, mis poesías y mi música. Es decir que estando en una red tan social como ésta, yo sigo estando solitaria. No hay conexión. No me interesa integrarme a ninguna conversación. Sí me interesa cuando suben alguna nota o un párrafo de un libro o una canción.
 Por lo tanto tengo que dejar en claro, que si bien sucumbí a facebook no lo hice de la manera habitual, de la manera para lo que está pensado ese sitio. Es más, sólo dos o tres de los primeros días se me ocurrió encontrar viejos amigos y sólo encontré una antigua amiga de la secundaria con quien mantuve una conversación telefónica y luego me alejé. Pobre mi querida compañera de banco, ella no tiene la culpa que yo me haya vuelto una insociable empedernida, una agorafófica sin remedio, ella trató de contactarme nuevamente pero al no tener respuesta, por supuesto que ahí estamos como amigas pero nada más.
 Y lo mismo me pasa con mis antiguas amigas de la vida, yo veo que ellas están enganchadísimas con conversaciones entre amigas y con sus familias. En este punto no puedo compararme, en principio porque a la única familia que tengo viene a cenar y dormir todas las noches y es mi hija, por lo tanto es allí donde nos contamos todo. Amigas como para hablar de los temas que leo que ellas hablan no tengo, y amigos, bueno, los amigos son un tema aparte, ellos sólo quieren hablar por mensaje privado y eso no me va para todos. Lo hago  solamente con uno y el resto queda allí. Los colegas, bueno, los colegas no se puede hablar si no es de la profesión y la profesión a mí ya me cansó. Donde únicamente me expreso de vez en cuando un poco más y es justamente de donde recibo notificaciones de halagos es de los sitios políticos. Allí sí me encanta opinar y entretenerme con alguna intervención sobre un tema que me interesa especialmente.
  Total que le doy a facebook un fin distinto para el que fue creado. Yo difundo. Difundo libros, música, notas, en fin todo lo que me guste compartir lo comparto en facebook para quien quiera verlo y/u oirlo y eso me hace bien. De alguna manera es similar a lo que hago en mis blogs, solamente que en ellos me entretengo mucho más, porque no sólo los comparto, los elaboro que es la tarea que más disfruto.
 En consecuencia quiero decir que al fin mi sentir sobre facebook no es tan patético como lo imaginé al principio, yo le dí mi estilo y así me siento bien. Cada uno disfruta de la vida y de facebook como más le gusta, no es así?